Grandeza Mexicana - Bernardo de Balbuena

No hay nada mejor que alabar una tierra pródiga, un lugar interesante o simplemente una ciudad grandiosa. Bernardo de Balbuena hizo la mayor gloria y elogio que recibió la ciudad de México, ya no como una metrópoli mexica sino como una ciudad transformada al virreinato pero no del todo, pues las descripciones se asemejan un poco al asombro que generó la ciudad de Tenochtitlán o por lo menos con una infraestructura hidráulica muy similar.

¿De que nos habla Bernardo? Lujos por donde se vea, casas primorosas con fachadas adornadas con estatuas, personajes distinguidos de diferentes urbes del mundo, joyas por doquier, relojes de las manufacturas mas finas del mundo, canales, puentes, suministros infinitos que entran por canoas desde los lagos, puras maravillas.

Es difícil encontrar un similar a la ciudad que describe Bernardo de Balbuena, ya que la gran inundación del primer tercio del siglo XVII destruyó la mayoría de los edificios y casas. Del siglo XVI en la primer ciudad de México que sería hoy el área que ocupa el centro histórico, quedan escasos ejemplos.

Entre los materiales de construcción predominaba el adobe revestido de argamasa, a veces incluso construían uniendo piedra de río con adobe, algo que si bien puede llegar a resistir un sismo, no resiste una inundación. 
Para más información consulte las ventanas arqueológicas que están en el antiguo Palacio de la Inquisición, que fue construido en el siglo XVIII en un sitio que era ocupado por casas de adobe y piedra del siglo XVI, aún existen breves restos que se pueden apreciar a través de un vidrio. Otro ejemplo sobreviviente es un pedazo del Hospital de Jesús, (aunque el estuco no permite ver la conformación de los muros, se ha comparado en múltiples reparaciones)

La Grandeza Mexicana es un libro un poco difícil de conseguir, la edición original de 1604 solo la he visto una vez a la venta y le faltaban un par de páginas, aunque siempre aparece por ahí uno que otro facsímil de vez en cuando. 

De aquel magnifico poema podemos leer este fragmento:

"...Para allí dejo estas crecientes olas,

que aquí me impiden el sabroso curso

con que navego a sus bellezas solas.

Dejo también el áspero concurso,

y obscuro origen de naciones fieras,

que la hallaron con bárbaro discurso.

el prolijo viaje, las quimeras

del principio del águila y la tuna

que trae por armas hoy en sus banderas;

los varios altibajos de la fortuna,

por donde su potencia creció tanto,

que no pudo hacer de mil coronas una..."

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